Aiguille d'Argentière (continuación...)
El ataque a la cima
me despierto... he oído unos alpinistas en la habitación y ya me he despertado, ¿nos falta mucho a nosotros? huy, aún son las 2h00, me queda una hora pa dormir. Pero me cuesta dormir de nuevo. Inevitablemente suena la alarma de las 3h00. Medio groguis, salimos los tres de la litera y nos dirigimos directamente al comedor, donde ya hay alpinistas haciendo su desayuno. Poco nos podemos quejar, la variedad y calidad de la comida es la esperable: pan, mantequilla, mermelada, cereales, para comer, y agua caliente con posibilidad de polvos de leche, café y cola cao, para beber... lo genial es que como los guardas duermen, es self-service (y buffet-libre) y te puedes poner hasta el culo... de hecho así fue
Poco a poco el refugio va teniendo más vida. Aunque todo está en la penumbra, la gente se despierta, almuerza, y se prepara. Nosotros conseguimos estar listos a las 4h30 (media hora más tarde de mi previsión particular), y salimos del refugio sin crampones, ya que tenemos un tramo de roca. Descendemos al glacier d'Argentière, y volvemos a subir en dirección al glacier du Milieu. Mientras tanto, otras luces han tomado el camino directo y se acercan al glaciar bajo su morrena. Nuestro ascenso acaba acoplándose a la marcha del resto de alpinistas, nos ponemos a la cola, y al poco, comenzamos a pisar las primeras nieves. Enseguida se paran todos a calzarse los crampones, así que, les imitamos. En este momento hace frío y hay luz como para caminar sin frontal. Miramos hacia el glaciar y ya observamos un trazado de huellas que sube al glaciar por su izquierda, y que gana altura muy rápidamente. Desde aquí no observamos el corredor final.
Para mi sorpresa, retomamos la marcha antes que el resto de alpinistas. En general, las grietas están tapadas, la nieve está dura, y no encontramos muchas zonas de hielo, así que las condiciones de la nieve son estupendas. Cuando puntualmente algo no es así, basta con poner un poco más de atención. La roca que nos rodea parece ignorarnos. Bloques enormes de granito rojo forman las dos aristas que contienen al glacier du Milieu, que parece estrecharse a medida que subimos.
Por fin llegamos a una planicie que forma el glaciar al llegar al circo. Es el último pasaje donde encontraremos algo relativamente llano antes de pisar la cima. Pequeña parada, nos agrupamos y observamos. Nos rodea una pared de nieve que llega hasta la parte superior de lo que nosotros vemos como montaña, por la que vemos progresar unos alpinistas minúsculos. La pendiente se ve tan vertical, que no parece que estos alpinistas, que sabemos que progresan a pie, estén siguiendo las leyes de la física. Nos ponemos en marcha a continuación.
Superamos un primer tramo bastante vertical hasta la rimaya. Por suerte, hay un buen pasaje para superar la rimaya. Obervamos la grieta que está bastante tapada (por suerte! quien iba a pensar que tendríamos que entrar en ella...?)
Tras la rimaya, el tramo más vertical de la ascensión, por el que progresamos de cara, clavando los dos piolets, en muchas ocasiones por el propio pico ¿estamos escalando en nieve? Llegamos al corredor, la pendiente se suaviza. La sensación es de vértigo: atravesar el corredor y sentirte tan solo, tan vulnerable..., el mirar abajo y ser consciente que si caes te descalabras fijo... superamos el corredor, y suigmos en dirección al cuello. Parece mentira, pero queda muy poco. Me detengo, para agruparnos. Genial. Todo es espectacular. Observamos la Dent du Géant a lo lejos, les Grandes Jorasses, el Montblanc no, porque está tapado, l'Aiguille Verte justo delante nuestro... Los tres estamos contentos, es prontito, tenemos tiempo, y estamos a 100m de desnivel de la cima según el gps de Loránd. Nos ponemos de nuevo en marcha... y... en un salto, la funda de la cámara de Loránd sale despedida pendiente abajo, cámara incluida... el primer impulso es de saltar a por ella, pero no podemos hacerlo, de la misma manera que baja la cámara podemos bajar nosotros... la vemos rodar a gran velocidad, va hacia el corredor, salta por un lateral rocoso, y la perdemos de vista.
Loránd decide seguir, consciente de que las posibilidades de haber perdido un elemento muy valioso son altas. Al seguir subiendo nos curzamos con una cordada que baja, le explicamos lo sucedido, y se ofrecen a llevar la cámara a la estación de funicular en caso de encontrarla.
Arista (y cornisa!!) somital, y en un momento estamos en la cima. Vistas magníficas: el glaciar de Saleina, el Monte Rosa, y un Cervino muy difuminado a lo lejos completan la panorámica que no veíamos durante la ascensión.
Glaciar de la Saleina | Grande Lui en primer término, Monte Rosa, Cervino muy borroso | |
La cima de la Aiguille d'Argentièr3, 3901m |
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